¿Cuál es otra manera hablar de "nueva vida"? ¡Nacimiento! Jesús dijo en Juan 3:3-5 que sería imposible entrar en el reino de Dios a menos que uno hubiese nacido de nuevo del agua y del Espíritu.
Algunos ven lo que Jesús ha hecho por ellos. Ven cómo deben nacer de nuevo. Aún piensan que, "No estoy listo. No soy suficientemente bueno todavía". Recuerde Tito 3:5...
"Nos salvó, no debido a cosas justas que habíamos hecho, sino debido a su misericordia."
El recibir salvación no depende de ser "suficientemente bueno". La persona que espera mejorar, podría esperar para siempre. Es como la persona enferma que dice, "Iré al doctor después de que me sienta bien." "Cristo murió por nosotros porque no éramos suficientemente buenos."
¿Se da cuenta qué pecadores e indignos somos? Ahí es cuando estamos más listos para ser perdonados (Lucas 18:9-14).
Considere al apóstol Pablo. Cuando todavía se llamaba Saulo, perseguía y mataba al pueblo de Dios. Pero aún así todavía Dios quería usarlo como "un ejemplo" de cómo la gracia puede rescatar aún "al peor" de los pecadores (I Timoteo 1:13-16). Jesús alcanzó a Saulo de una manera directa y sorprendente (Hechos 9, 22, 26). Saulo vino a darse cuenta de que aquel Evangelio era verdadero. Se dio cuenta de cuan grandes eran sus crímenes contra Dios y el pueblo de Dios. Entonces Cristo envió a un mensajero quien ordenó a Saulo:
"Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre" (Hechos 22:16).
¿Cómo puede el agua física lavar los pecados espirituales? Obviamente, el agua no tiene nada de poder en sí mismo. Pero en el bautismo Saulo sufrió "la muerte de Cristo". Esa muerte le quitó los pecados. En el bautismo Saulo fue "levantado con él". Esa resurrección le dio un comienzo completamente nuevo, que cambió al malvado Saulo en el apóstol Pablo (La lección final, "Notas del Estudio", considera el lugar de Hechos 22:16 sobre los eventos asombrosos del cambio de vida de Saulo. Ver 4.2.2).
Dios se acercó para ayudar a Saulo, un enemigo asesino. Por consiguiente Dios también alcanza a pecadores como usted y como yo. No importa cuán profundo hayamos caído, no importa qué tan feos sean nuestros pecados, no importan qué tan poco nos amemos, Jesús aún nos ama. Él nos cuida tanto que murió por cada uno de nosotros personalmente - Él "me amó y dio su vida por mí" (Gálatas 2:20). Su sangre nos limpia de todo pecado (I Juan 1:7). Su resurrección es tan poderosa que da un nuevo comienzo, una vida verdaderamente nueva. ¡Estas son Buenas Nuevas!
Hemos visto la importancia de confiar y obedecer el Evangelio. Hemos visto que esto incluye inmersión en Cristo. No nos sorprendemos entonces ver a nuestro Señor llevando esta obediencia directo a su "Gran Comisión", su orden de llevar el Evangelio.
"Por tanto, id haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19).
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado" (Marcos 16:15).